jueves, 23 de diciembre de 2010

Balada triste de trompeta




Tras unos créditos iniciales espectaculares, que sientan y aislan al espectador de todo contacto externo, Alex de la Iglesia nos ofrece una apertura jamás vista en el cine español: trepidante, emocionante y ¿excesivamente? violenta, gobernada nada más y nada menos que por Santiago Segura, totalmente en el papel. Después, no se puede decir que el ritmo general de la película decaiga, pero ninguna cinta puede conservar la carga que tiene esta introducción, a cualquiera le daría un infarto.
En este caso, Alex nos cuenta más de si mismo y sus miedos que lo que fue en sí la Guerra Civil y la inminente Posguerra. Dichos miedos son fácilmente identificados en los payasos, los carritos de helados etc. dicho sea de otra forma, se escenifican perfectamente las pesadillas que un niño cualquiera podría tener.
No es este film sino otro camino a la locura por culpa del amor, aunque este camino esté lleno de cicatrices y lágrimas.
Se podría comparar fácilmente con la historia de amor relatada en King Kong, aunque aquí tendríamos a dos grandes simios, peleando por un pedazo de carne humana (ya que no se puede decir que a Carolina Bang se la quiera aquí por otra cosa) en un Empire State a la española.
El enorme elenco de actores no hace si no aumentar la carnaza de este enorme guiso, en el cual destaca soberviamente Antonio de la Torre (el payaso tonto), que nos mostrará como una mente enfermiza pocas veces tiene arreglo, y Carlos Areces (el payaso triste), que nos ofrece una transición desde el pobre pardillo de pueblo, a una mente cruel y mezquina digna de Jack Nicholson en "El resplandor".
Es en este punto en el cual todo aquel que vea Balada Triste de Trompeta se descoloque, pues los actos sucedidios en el ecuador de la película están contados a trompicones y demasiado rápido, hecho que se debe sin duda al gran número de temas que se han querido tratar.
Pero creo que esto queda eclipsado por la gran calidad estética de la película (¿esto es español? -preguntaba algún ingénuo en la sala), totalmente acuerdo con toda la película, aunque Kiko de la Rica ya es un miembro del equipo normal en las películas de Alex, por lo que la química parece que no hace más que mejorar.

Podríamos decir que Balada Triste de Trompeta nos ofrece una historia de amor, con un humor desgarradoramente cínico y negro, ambientado con una emocionante Banda Sonora de la batuta de Roque Baños, sin despreciar la excelente mímesis entre la canción de Raphael y el alma propia de la película, con unos brochazos (que no pinceladas) de violencia, a veces demasiado gratuita, y los peligros a los que puede condenar un mal consejo y un amor imposible a una persona fácilmente influenciable.

4 comentarios:

  1. Gracias Trecce, la he revisado un poco, porque tenía unas cuantas faltas jeje

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  2. ese final en el Valle de los Caidos es una idea brutal

    sigo esperando que escribas algo de También la lluvia!!!!!!!!!!!!!

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  3. No es una película de amor como dices en tu reseña, es una simple metáfora de la España del momento, representada por la chica (tela roja, desde luego no es Lynch)y cada uno de los payasos simboliza una de las dos españas, no creo que haga falta explicar cuál es cada una. Nada que ver con King Kong. De acuerdo con el fenomenal comienzo y el aspecto estético, pero me parece que tu interpretación es claramente fallida. Un saludo

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