domingo, 24 de octubre de 2010

La luz al final del túnel

Por fin, Guardianes de la Luz saldrá al mercado.
Estas ultimas han sido las más agotadoras desde mi punto de vista como escritor, en apenas tres semanas he leído y releído varias partes de mi obra (escrita conjuntamente con el señor Alejandro Manso Covarrubias), algo que para el propio autor es agotador (por eso no tenía ganas ni de actualizar el blog).
Pero tras estos días de ardua paciencia, el fin de semana pasado entregamos el libro al que será nuestro mecenas: Luis, el jefe de la Editorial-librería Semuret, el cual nos ha abierto las puertas de la edición profesional y sacará nuestra novela a la luz dentro de poco más de un mes.
escrbía esto aquí para compartir con todos vosotros mi felicidad, y que, en breves, leáis con gusto la novela.

Cuando sepa más cosas os las iré diciendo. ;)

martes, 12 de octubre de 2010

La dama y el panadero

Hace mucho, mucho tiempo, en el vasto imperio de Coreses, El rey Severiano, que era muy severo, como su propio nombre indica, mantenía a su bella hija Rebeca encerrada en los límites del castillo, para que, según él “ningún hombre indigno la mirara”.
La princesa no se había sumido en la desesperación gracias a las sirvientas de la corte y a su inseparable amigo Uvillines, un pequeño y regordete roedor que siempre frecuentaba sus aposentos en busca de alimento y que era su mejor amigo.
Sólo sabía del mundo exterior lo que veía a través de su balcón. Desde allí oía a los niños reír y cantar, a los campesinos cortejar a las chicas que vendían la comida en el mercado etc. Ella añoraba todo eso, pese a no conocerlo. No podía recurrir a la ayuda de su madre Tina, pues era de la misma condición que su padre, o mucho peor.
Una noche, sentada en el borde de la balconada, acariciando el lomo del roedor, ya dormido, se imaginó como podía ser la vida fuera de palacio: podría vivir en una modesta casa, sin el constante agobio de tener alguien espiándola, preocupada en alguna labor de costura, o trabajando la tierra junto a un apuesto labrador.
Tras estos pensamientos, se fue a la cama, y calló profundamente dormida. Soñó con lo que esa misma noche había pensado, y al despertar se le ocurrió la idea de escaparse un ratito, aunque si la pillaban podría tener consecuencias fatídicas.
Dejó un montón de almohadones en su cama para simular que estaba dormida y encargó a Uvillines la tarea de espantar a todas las cortesanas que entraran en la habitación. Con eso tendría al menos un par de horas de libertad.
Descendió por el balcón gracias a unas enredaderas, y escapó de la mirada de los guardas gracias a que había robado uno de los trajes de las criadas.
Dio una vuelta por la plaza del pueblo, ensimismada con cualquier cosa, todo para ella era nuevo. Tan embobada iba, que se tropezó sin querer con una piedra y calló en un charco.
Antes incluso de que asimilara que se había caído, un joven alto, guapo, pero con algo de barriguita, la ayudó a levantarse esgrimiendo una amplia sonrisa.
Se presentó como Manuel, ayudante del panadero real. Le ofreció levarla a la panadería. Según él, los grandes hornos harían que sus ropajes se secaran pronto. Aunque ruborizada, Rebeca aceptó.
Tras un par de horas allí, Manuel fue reprendido y tuvo que volver al trabajo, no sin antes hacerle jurar a la princesa que lo iría a ver al día siguiente.
El proceso se repitió las dos semanas siguientes, hasta que una maldita mañana los guardias reales entraron a por la princesa, ya que el señuelo aquel día no había funcionado. Fue entonces cuando Manuel descubrió que la chica de la que se había enamorado era la mismísima princesa.
Rebeca fue encerrada en su habitación, y dos guardias se apostaron debajo de su ventana, para evitar que se escapase.
Pero aquella misma noche, el intrépido panadero forjó la barra de pan jamás hecha por el hombre, y, derribando a los dos guardias usando la pala de madera con la que manejaba los panes dentro del horno, usó la enorme hogaza como una enorme resbalina.
Tras un par de gritos, que a Rebeca le parecía oír en sueños, recogió al ratón Uvillines y se deslizó hasta al lado de su amado.
Aunque la noche era oscura, ambos se miraron fijamente a los ojos y se besaron. Después, con premura, pues se había dado la voz de alarma, escaparon al galope en el borrico de Manuel, llamado Tristán.

lunes, 4 de octubre de 2010

El parque

Aquella mañana de otoño, cuando el sol rojizo apenas rozaba el horizonte, me levanté con pesadumbre, dispuesta a pasear y pensar; los últimos meses desde la muerte de mi padre no habían sido muy alegres. Meditabunda, desayuné al lado de Titán, mi pastor alemán, amigo fiel, además de amado, que no se había separado de mí todo este tiempo nebuloso. El sabía que estaba triste, pero tampoco conocía la forma de subirme el ánimo… ¿o sí? Por única respuesta, el can cogió de la silla la correa con la boca y la dejó a mis pies. Con una media sonrisa la recogí y salí con él, a enfrentarnos juntos a aquella fresca mañana.
El tiempo había televisado que habría muchas precipitaciones, pero por el momento la mañana estaba despejada de camino al parque.
Llegados allí, recordé el día anterior y pensé que el atardecer y el amanecer no son tan diferentes como la gente piensa: ambos evocan sentimientos parecidos, en ambos momentos la temperatura cambia…
Me senté en un árbol, mientras Titán jugaba con otros perros. Sus amos, al igual que yo, reposaban donde podían, pese a que todos nos mojábamos debido al rocío de la aurora.
No sé en qué momento me quedé dormida, pero lo que soñé seguía siendo igual de turbio que las semanas anteriores… ¡basta ya! ¡yo también me merezco ser feliz!
De repente, Titán comenzó a ladrar, y la realidad me empezó a arrancar de aquella ilusión. Cuando abrí los ojos, un hombre me tendía la mano para ayudarme a levantar. Algo lejos, mi perro y el suyo se revolcaban por la hierba. ¿Quién sabe? A lo mejor ese día mí suerte cambiaba.

domingo, 3 de octubre de 2010

Buena iniciativa de la RAE

Se puede decir que hoy en día yo sólo veo la tele para ver algún documental (a mi pesar cada vez menos), alguna serie o película, y para ver el telediario. Gracias a que lo veo la mayor parte de los días, pudo llegar a mis oídos la iniciativa de la RAE de hacer una lectura universal del quijote por parte de todos los países hispanohablantes, y como a mí me gusta dejar mi huella en todo lo posible, "payá" que fui.

Os pongo en común esto pues lo veo una forma muy bonita de participar, solo hay que registrarse en el canal del quijote en youtube (además de tener cuenta en dicha página) y se te asignará un fragmento de la obra. Ese pedazo de obra maestra tendrás que grabarlo en vídeo con tu voz y subirlo a la página web, y de ahí al servidor del quijote, y... voilá.

En serio, os animo a que participéis en esta gran idea de la RAE... pero daros prisa, que los fragmentos se acaban :)

os dejo a continuación mi pequeño aporte a esta iniciativa:


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