domingo, 27 de noviembre de 2011

Melancholia, de Lars Von Trier




Como crítico aficionado que soy, enfrentarme a escribir sobre esta película resulta harto difícil, porque es tan compleja como el contenido que encierra en sí mismo el Universo.
Ésta, al igual que Anticristo o, más recientemente "El árbol de la vida", son películas densas no aptas para la mayoría de los públicos, no son películas para entretenerse, son películas para pensar y crecer como persona, ejercitan la introspección; en definitiva, es otro cine. En ésta película Lars comparará la destrucción de una persona por culpa de una depresión (que será un MagGuffin) con la propia destrucción del planeta Tierra.

Melancolía cuenta con un precioso prólogo, que en sí mismo podría ser el epílogo, pero digamos que los primeros minutos van cobrando sentido a lo largo de la película. En este prefacio asistimos a bellas imágenes acompasadas de bonitas melodías, que intentan enmascarar el horror visual que resulta ser el choque de dos planetas, convirtiéndolo de esta forma en algo bello, a pesar de los millones de muertes que ello acarrearía.
A diferencia de Anticristo, Lars aquí se ha centrado más en la belleza de la historia que en la belleza de las imágenes, jugando menos con metáforas y diciendo las cosas más claras.
El guión es triste y profundo, lo que no es muy adecuado a las fechas que vivimos, pero como es bien dicho, lo que escuece cura, y tal vez más de uno viendo este tipo de cosas es que no estamos en una época feliz y que de nada sirven las máscaras de felicidad que mostramos al mundo cuando en realidad no tenemos ni un tomate en la nevera.
Las dos protagonistas, Justine (Kirsten Dunst) y Claire (Charlotte Gainsbourg) nos muestran claramente a dos personas distintas: la primera, ha perdido las ganas de vivir pese a que tiene una vida idílica, y su hermana, la segunda, representa a alguien que se aferra a la vida como un clavo ardiendo, a sabiendas de que ha tenido suerte y que no quiere perderlo.
Los dos capítulos rotan alrededor de estas dos mujeres, que nos deleitan con unas excelentes actuaciones, sobre todo Kirsten, que cambia de registro totalmente en esta cinta y nos demuestra mucho de lo que puede hacer. No obstante, los secundarios son también buenos, destacando al marido de Claire, John (Kiefer Sutherland) que representa la esperanza en esta película y John Hurt da la nota humorística pero breve a la cinta.
Toda la historia de autodestrucción va acompañada de una suave música, que tan sólo se acentuará y se hará evidente al final del metraje, cuando ya no hay cabida para las palabras ni los abrazos.

Melancolía es, por tanto, una película para aquellas personas que no busquen en el cine el mero entretenimiento y que tengan una buena autoestima, porque, Melancolía, se la pondrá a prueba.


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