martes, 8 de noviembre de 2011

La vida es algún momento especial y cuatro patadas en los cojones.




Hoy, bueno, hace un par de horas, he disfrutado de otro de los recitales de poesía (bueno, este en concreto unía poesía y prosa) de Manolo Madrid, escritor zamorano, en la Casa de José Zorrilla, en Valladolid.

Allí, el poeta, además de regalarnos el tiempo valioso del día de su cumpleaños, nos ha deleitado con su buen escribir y con retazos de su siguiente obra, que promete remover tierra y aire.
Pero, sin duda, el mejor momento que he vivido en el día, ha sido cuando, después de tomar un par de rondas con nuestro mentor, Alejandro y yo hemos ido con él al Café Compás, otro bar de calada cultural de la capital castellano leonesa. Allí, para suerte de mis oídos, había un trío de muchachos cercanos a mi edad tocando música jazz con cierto arte y mucho empeño de hacerlo bien, hasta uno de ellos tiraba un aire a Woody Allen.

En cierto momento, el trío comenzó a tocar una versión muy armoniosa del cumpleaños feliz (que tiene el honor de ser la canción más versionada de la historia), lo cual hizo mucha gracia en el recogido bar pucelano. En ese momento estaba sentado con otras cuatro personas: Alejandro, Miguel, Manolo y el dueño del bar, entonces, miré a mis acompañantes y pensé un poco en la vida; me suele pasar a veces, me pongo a pensar en cosas complejas en situaciones de lo más inoportunas, pero no puedo remediarlo, vengo con tara.
El caso es que me fijé en la risa de Manolo, en lo bien que lo estábamos pasando, en que ellos eran ya bien mayorcitos y que Alejandro y yo éramos bastante jóvenes aún, y pensé: esto es de verdad la vida, el resto tan sólo es paja que ni al corazón interesa. Pensé en comentárselo a Manolo, pero no me pareció apropiado.
Después de andar por estos lares de mi cabeza me levanté a Dios sabe que, que por más que intento recordarlo ya no sé a que se debió que levantara el culo del asiento (y eso que ha pasado hace dos horas escasas), el caso es que cuando volví, mi amigo Alex estaba copiando en una servilleta una frase, que pude leer cuando acabó de escribir y que es la que da título a esta entrada. Entonces, sonreí y me dije: tan loco no estaré si hay más gente que piensa lo mismo.

A continuación os dejo el enlace al blog de Manolo y uno de sus numerosos poemas, y si os animáis a leer algún libro suyo, los tenéis en la biblioteca y en la librería Semuret.


Sueño






Desde el misterio que en la noche se apodera de tu mente, nacen las ideas, como pequeñas larvas que luego se tiñen de colores, poemas de sueños y enigmas que se ignoran, hasta que llega el día y vuelan mariposas.




Sueño que me estremece,
con esos blancos espectros,
cubiertos de capuchones
y largas togas doradas,
por las que asoman picudas
sus babuchas desgastadas,
alumbradas por las luces
de mil cirios temblorosos
al aire de madrugada.
Luego, en el cementerio,
tras esquivar los fosos
y saltar las sepulturas,
en un círculo sagrado
bailan mi cautiverio,
alumbrados de candelas,
al pie de un largo ciprés
arrancando de mi lecho
sosiego que me abrigaba.
Fantasmas de ser perverso,
demonios de madrugada,
los que danzáis en mi cama
con esos lúgubres cantos
en mi calma improvisada,
esbozando en mi universo
las heridas desgastadas
que en otro pasado tiempo
despellejaron mi alma.
Espíritus y aparecidos,
visiones disparatadas,
sombras que me quitáis
el sueño que me adormece
y mis desdichas sosiega,
disgregaos en el espacio,
que revestido de estrellas
vuestras voces apaga
y vuestra esencia desarma.
Sueño que me transporta
a otras vidas más hermosas,
no dejes que me amenacen
esas larvas traicioneras
asomadas en mi noche,
apagando el dulce aura
donde brillaba mi luna
la de la cara redonda,
la de mi buena fortuna.


Manolo Madrid
Del poemario “Palabras, sólo palabras”

3 comentarios:

  1. interesante, muy interesante el poema y la reseña
    saludos blogueros

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  2. Eso es la vida, Manu, en efecto y, a veces, la diferencia de edad no importa para pasar un buen rato (otras veces sí, pero todo tiene su momento y el que no los sepa vivir, se pierde algo)

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  3. Muchas gracias a ambos por leer esta entrada, que es bastante especial a la vez que peculiar. Un saludo.

    Y... Carpe Diem

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