domingo, 23 de octubre de 2011

Mientras Duermes





Apenas estrenada Intruders, llega otra película con tintes de terror que, al igual que la otra tampoco es de terror, paradójico, ¿no?, pero bueno, ya estamos acostumbrados a encontrarnos con productos que no son en realidad como se venden. Lo que si tienen ambas es que sin ser de terror porque dan miedo, y miedo del que se puede sentir día a día.
En esta cinta, Jaume Balagueró nos adentra en la vida de César, un personaje atormentado y que no encuentra otra solución para no tirarse desde la terraza que fastidiar la vida a todos los que están a su alrededor, en especial a Clara, una de las vecinas del bloque de pisos en el cual trabaja como portero.
Vemos como este personaje va evolucionando de ser alguien romántico que persigue dulcemente a su presa a transformarse en un excelente psicópata, por lo tanto, se podría decir que la película pasa de ser un melodrama con toques de comedia, a resultar un thriller psicológico con altas dosis de suspense, inyectadas directamente en las venas del espectador y haciendo efecto más rápidamente que el cloroformo de Luis Tosar.
Y si alguien se lleva de calle a todo el populacho que está en la butaca, ese es Luis Tosar, que de nuevo se mete de lleno en su papel y nos demuestra su gran capacidad camaleónica para transformar cualquier personaje a su antojo con un auténtico verismo, transformando su rostro de un apacible portero, a alquien con quién no te gustaría cruzarte de noche.
Al igual que en póster de presentación de la película, el actor acapara la atención, pero también cabe a destacar la actuación de Marta Etura, que mejora conforme van pasando los fotogramas, y el curioso a la par que odioso papel de Iris Almeida, una de nuestras benjaminas que habrá que seguir de cerca.
El guión es bastante correcto, pero cuando la película se empieza a poner más compleja, empiezan a quedar demasiados huecos, unos más bien tapados, y otros por los cuales e empieza a escapar el agua de las goteras, lo que hace que pierda verosimilitud, pero se podría decir que los clímax están perfectamente calculados aunque el final no guste a más de uno.
Las miradas, los sonidos, y las sonrisas están decoradas con la música de Lucas Vidal, que pasa tan disimulada como el ruido de las pestañas al cerrar los ojos, aunque más relevante aún si cabe es el cariño que se ha dedicado en captar todos los ruidos de ambiente, tan relevantes en todas las películas en las que el silencio es el dominante de la escena.

Con una imagen decente pero no destacable, Mientras Duermes nos hará mirar de otra forma nuestra vida cotidiana, y desearemos no tener portero en nuestro edificio. Nada ni nadie es lo que parece.







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