miércoles, 20 de julio de 2011

Harry Potter... de niño a hombre

Aviso a navegantes: esto no es una crítica a la última película, al menos no en su totalidad, sino más bien como ha calado este personaje escrito por la inglesa J.K Rowling en toda la población juvenil del Mundo a lo largo de los años.

Recuerdo aún cuando mi madre, a sabiendas de que la piedra filosofal se estaba regalando a todos los muchachos del colegio, me entregó el libro ya hace unos diez años (que ya es decir). La novela era ligera, corta, lo suficiente para enganchar a un lector joven y que después quisiera más y más, lo que se vería reflejado en el incremento de las páginas (Guardianes de la Luz no cumple este primer principio ¡Ouch!).

Para cuando Harry Potter caló hondo en España, en Reino Unido ya se estaba empezando a gestar la película, lo que hizo que la novela pegara el petardazo por todo el globo terráqueo. Mirando con ojo crítico, las novelas de la inglesa no son una cosa fuera de serie, pero ella tuvo suerte y su libro ha vendido ya más de 100 millones de ejemplares por todo el Mundo y, nos guste o no, nos parezcan unas buenas novelas o no, es de agradecer que haya hecho leer a tanta gente, algo que se va echando cada vez más en falta. De hecho, gracias a que Harry Potter encandiló a mucha gente joven, fue galardonada con premios de la talla del Príncipe de Asturias de literatura.

Las primeras partes nos vinieron dadas por Chris Columbus, director de otras películas infantiles notables como las dos primeras de Solo en casa. Fue una buena elección dado que el reparto era mayoritariamente preadolescente; por entonces aquí en España y seguramente en el resto del mundo, todos teníamos una envidia enorme por los actores de aquella primera película en los que nos hemos ido reflejando hasta el final, creciendo con ellos, madurando con ellos.
Es con esta película cuando la juventud nos dimos cuenta de que una película puede ser muy cruel con un libro, y que tus partes preferidas de un libro pueden no mostrarse ni de refilón en la gran pantalla.

El relevo de Columbus vendría de la mano de Alfonso Cuarón en El prisionero de Azkaban, película en la que ya se va dejando atrás esa infantilidad y la historia se empieza a meter en lo siniestro y en lo oculto. Para muchos, el prisionero de Azkaban es el mejor libro y la mejor película; en mi opinión, he de decir que el libro puede ser que si, pero la película, aunque buena, no llega a destacar, aunque ciertamente es difícil decir cual de las 8 destaca más sobre el resto, pues ninguna lo hace especialmente. Quizás el hecho más notable de esta entrega es que se cumple la perfecta fusión entre película de aventuras infantil y adulta que en el libro queda también marcada. Harry Potter ya no come Ranas de chocolate ni grajeas Bertie Bott de todos los sabores, Harry Potter se empieza a enfrentar por fin a la vida.

La siguiente película para mí es la que más hace meterse al espectador dentro, tanto si hablamos del libro como si hablamos de la película, ya que El Torneo de los Tres Magos se cuanta de una forma muy cercana, como si de una liguilla de fútbol u otro deporte se tratase. El encargado de contar esta nueva historia sería Myke Newell, que nos mostraría como la vida del joven Potter se va volviendo cada vez más oscura, con la inclusión del ya cansino Robert Pattinson (maldita la hora en la que apareció en pantalla, aunque ahora parece que va mejorando).

En la quinta entrega se da el mayor patinazo de toda la saga, debido a varias cosas. Primero, siendo el libro más largo, la película tiene la duración más corta, y se pierde mucho metraje en situaciones que no aparecen en el libro pero que hacían más "teen" la historia, una suma idiotez a mi parecer. Otro de los problemas es que al no haber tiempo suficiente en la película para contar datos importantes, ello hace que tengan que ser relatados en películas posteriores y, por tanto, que el espectador no lector haya ido cogiendo más asco a la saga conforme esta iba avanzando. El manufactor de este batacazo fue el director David Yates, que ya se quedaría hasta el final, aunque también esto fue debido a un fallo de adaptación por parte del guionista Michael Goldenberg. Aunque la esencia de la creciente oscuridad sigue patente, ya que la sombra de la muerte empieza a calar hondo en la historia, como digo se perdió mucho metraje en cosas absurdas que trajeron enormes consecuencias... quizás hubiera sido mejor fragmentar este libro en dos partes que hacerlo con la última entrega.

Con el misterio del príncipe, Yates remonta el vuelo técnicamente y la trama vuelve a coger soltura, pero se siguen dejando temas importantes por el camino que deberán ser tratados a tropel en las últimas dos partes.
Concretamente este sexto capítulo es una de mis preferidas en papel, ya que no se ve por ningún lado la parte infantil de la historia y ya se logra atisbar el final, es decir, al acabar de leer este libro, la mayoría de los lectores ya tenían un supuesto final en sus cabezas. Por entonces los que leímos la obra recién sacada a la venta tendríamos unos 16 años, época en la que abandonas la ESO y debes ir decidiendo el ritmo que va a llevar tu vida.

La última parte, bien por interés económico o porque se dieron cuenta de que si no estiraban un poco la madeja muchos espectadores no se enterarían ni de la misa de la media, se fragmentó en dos partes. He de decir, que ambas partes están bastante decentes, pero la última queda algo lastrada por el gran volumen de explicaciones, que se podría haber evitado perfectamente. Sobre todo es digno el trabajo actoral, que se ha visto como ha ido mejorando a lo largo de los años. A destacar en toda la saga son los trabajos de: Richard Harris, al que tuvimos que decir adiós en la segunda parte (aunque su relevo, Michael Gambon ha estado a la altura), Ralph Fiennes (que para mí ha ido perdiendo fuelle desde su magnífica actuación en la cuarta entrega), Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson (para mí, la mejor del trío), Brendan Glesson (ojoloco Moody es, de hecho, uno de mis personajes favoritos), Maggie Smith (McGonagall) y, por último, pero no menos importante Alan Rickman (el gran mentiroso que se convierte en héroe, un gran papel desde mi punto de vista acompañado de una actuación sobresaliente desde la primera hasta la última parte).
Otro aspecto que se echará mucho en falta en las últimas partes es el de no haber dado un final digno a ninguno de los personajes a los que tenemos que decir adiós (no haré ningún spoiler).
Aunque en general la última película pasa el aprobado, no ha llegado a tocar la vena sentimental que todos los creyentes de esta religión esperábamos ver, pues, cuando se acaba el epílogo de este final no se siente la misma nostalgia que yo al menos sentí al finalizar el Retorno del Rey, por ejemplo. Pero esto sólo en el plano cinematográfico... el lector siente de verás pena al acabar la historia, notas como un compañero que te ha ido acompañando durante tu crecimiento adolescente, que ha estado presente en el primer beso, en el primer desamor, se va y te deja solo ante la vida, una vida dura que se presenta ante ti sin una varita mágica, tan sólo te sabes poseedor de dos manos y una cabeza que serán los que te hagan salir adelante... pero al menos, ese amigo, mientras estuvo, te enseñó que la amistad y el amor son dos buenos consejeros que siempre hay que llevar en la mochila... Harry Potter siempre nos acompañará... es el club de los cinco de nuestra generación.



¡Avada Kedavra!

4 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo en todo lo que has dicho referido a las películas, en cuanto a los libros...
    El primero me lo leí con toda la ilusión que una niña de 11 años recién cumplidos leería ese libro, es decir, pasando todo el verano esperando tu carta de Howarts! XD
    Pero luego, a partir de ahí no veo nada más que el mismo esquema en todos los libros: harry va a Howarts, pero como es tan guay siempre le pasa algo que le impida llegar como un chico normal, empieza el curso, con sus correspondientes cenas, se empieza a desarrollar la trama del libro, y una lucha con Voldemort llegando al final del curso (supongo que en invierno hace demasiado frío para ser un mago maligno), todo ello alternado con charlas con Dumbledore con las que te dan ganas de entrar al libro, darle dos sopapos y decirle " tanto te cuesta contarme algo sin ser tan misterioso???"
    Para mí, los mejores 2 libros son: el primero, por su magnífica ambientación y ese toque de cuento de hadas que nos hace soñar a todos; el tercero, porque incluye a Sirius y descubrimos algo más sobre los padres de Harry y el lado más oscuro del mundo mago (Azkaban).
    El último no me terminó de convencer, muchas muertes sin el protagonismo suficiente. Es decir, con el bombo que le dan a la muerte de Sirius en el 5º, creo que muchos de los personajes que mueren en el último se merecían un final más digno! XD
    Pero bueno, lo que es innegable es que ha sido una saga que ha crecido con nosotros, que nos ha hecho soñar, reír y llorar (Dobby, porqueeeee???) y que el meritazo que tiene J.K. Rowling, habiendo conseguido que miles de jovenes se acerquen a la lectura, no es algo que cualquier saga consiga.
    Un saludo, magnífico post!

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  2. Sí, tienes toda la razón en que la trama de los libros debería haber sido más variada, quizás no tantos libros, pero supongo que un muchacho de catorce años no se puede enfrentar al malo malísimo, ni la historia podía comenzar en el tercer curso porque se quedaría coja y los libros hubieran sido más largos... y sí, eso de que no le den un fin digno a los personajes me hace rabiar.

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  3. Yo, que no me he hecho mayor con Harry Potter, pues ya era viejo cuando nació el aprendiz de mago, empecé como un crio la lectura del primer volumen, la idea era para tomárselo con ilusión y tenía muchas cosas novedosas, de ahí parte de su éxito.
    Críticas aparte sobre si se han excedido con el número de volúmenes posteriores o no, creo que quedará para siempre como un referente de la literatura fantástica.

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