lunes, 4 de octubre de 2010

El parque

Aquella mañana de otoño, cuando el sol rojizo apenas rozaba el horizonte, me levanté con pesadumbre, dispuesta a pasear y pensar; los últimos meses desde la muerte de mi padre no habían sido muy alegres. Meditabunda, desayuné al lado de Titán, mi pastor alemán, amigo fiel, además de amado, que no se había separado de mí todo este tiempo nebuloso. El sabía que estaba triste, pero tampoco conocía la forma de subirme el ánimo… ¿o sí? Por única respuesta, el can cogió de la silla la correa con la boca y la dejó a mis pies. Con una media sonrisa la recogí y salí con él, a enfrentarnos juntos a aquella fresca mañana.
El tiempo había televisado que habría muchas precipitaciones, pero por el momento la mañana estaba despejada de camino al parque.
Llegados allí, recordé el día anterior y pensé que el atardecer y el amanecer no son tan diferentes como la gente piensa: ambos evocan sentimientos parecidos, en ambos momentos la temperatura cambia…
Me senté en un árbol, mientras Titán jugaba con otros perros. Sus amos, al igual que yo, reposaban donde podían, pese a que todos nos mojábamos debido al rocío de la aurora.
No sé en qué momento me quedé dormida, pero lo que soñé seguía siendo igual de turbio que las semanas anteriores… ¡basta ya! ¡yo también me merezco ser feliz!
De repente, Titán comenzó a ladrar, y la realidad me empezó a arrancar de aquella ilusión. Cuando abrí los ojos, un hombre me tendía la mano para ayudarme a levantar. Algo lejos, mi perro y el suyo se revolcaban por la hierba. ¿Quién sabe? A lo mejor ese día mí suerte cambiaba.

3 comentarios:

  1. A veces nos pasamos la vida esperando algo sin saber qué. Es cierto, todos merecemos ser felices. Me ha dejado buen sabor de boca este pequeño texto; ya te sigo, y espero tener tiempo de leer más entradas tuyas :)Por si te apetece ehar un vistazo, www.vitreolus.blogspot.com es mi blog.

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  2. muchas gracias lectora!

    con comentarios así vale la pena seguir escribiendo :)

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  3. adjetivismo suntuoso, las olas aun tienen que romper en algunas de tus esquinas

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