Tendrá una extensión de unas 200 pags, y si no es editada aquí en Zamora la pondré a la venta de forma online.
La historia cuenta como se vive el día de Domingo de Ramos en la capital, desde que la ciudad amanece hasta que se acuesta.
Os dejó algunos fragmentos:
7:05 Casa
del Obispo.
Gregorio se levanta con pesadez, como cualquier ser humano a esas
horas. Coge de su pequeña mesita sus gafas y por fin logra ver el Mundo con
nitidez. Sonríe, hoy es un día feliz para él, será de los pocos días que vea la Catedral llena de gente engalanada
a más no poder. Hoy es Domingo de Palmas.
8:20 Calle
Dornajo.
Era domingo y además vacaciones, por lo que, cuando aún sus padres
dormitaban, Hugo aprovechó para levantarse y encender el televisor. Hasta que
encontró su canal de dibujos vio dos tanques explotar, un tiroteo, dos mujeres
tirándose de los pelos y una teta. Eran tan sólo las 8:20 de la mañana.
11:39 Callejón
del Polvorín
Manolo y Juan terminan la primera mano de la fachada, enganchan las
poleas del ascensor y a golpe de manivela ascienden al tercer piso, para dar la
siguiente capa. Mientras esperan a que se seque lo anterior, almuerzan con la
bonita panorámica del río Duero:
-¿Cuántas fachadas
habremos pintado con la ayuda de Lolo? –preguntó Juan haciendo referencia al
ascensor.
-Ni idea, creo que
siempre he pintado con él, así que habría que irlo jubilando.
-Si, pues como no
quieras comprar otro con el dinero de tu jubilación, no sé yo.
-Lo que si habría que
hacer es cambiarle las cuerdas –dice Manolo agarrando la soga tensa-, que no
están mal, pero así nos sería más fácil manejarlo, que ya vamos para viejos.
-Come y calla, que
como no nos demos brío no llegamos a ver la procesión ni de flai, como dice mi
nieto.
13:18 Calle
sin nombre de las Llamas
-Tú debes ser Isra,
¿no? –preguntó Mantis cuando le abrieron la puerta de la destartalada casa.
-Sí.
-Entonces, por
deducción, el de detrás de ti es Rubén.
-Sí Mantis.
-De acuerdo, ¿dónde
está la chica? –preguntó Mantis mientras se introducía un habano en la boca, lo
que les permitió ver un gran anillo de oro.
-Ahí atrás, en una
sala pequeña –respondió rápidamente Rubén.
-No nos vale, ¿tenéis
un sótano o algo similar? –preguntó Mantis rascándose la frente mientras entraba
dentro de la casa.
-Sí, abajo, es
pequeño, unos veinte metros cuadrados.
-Bastará. Ahora
escuchadme: me tenéis que traer cloroformo, utensilios con los que amordazar,
un soplete, y algún material punzante, el resto ya lo pongo yo… Traedme también
un conector de minijack a minijack, que se me ha olvidado. ¡Venga, rápido! –y
dio unas palmadas.
-Por favor. Payo, las
cosas se piden por favor.
-¡Oye! me habéis
llamado porque teníais un problema y yo soy el que mejor resuelve estos putos
problemas en la ciudad. Cuando salí de casa ya había unos cuantos enganchados
online, por lo que como no nos demos prisa, podemos perder miles de euros, por
no hablar que es más fácil que nos trice alguien. Perdonad si he sido brusco,
pero el tiempo es oro.
-No pasa ná, es que
no soporto que nadie me dé órdenes.
-Si podemos empezar
el show después de comer y alargar la vida de la zorra que tenéis ahí dentro
hasta la noche, podemos sacar alegremente setenta mil euros.
-¡Que de puta madre!-
exclamó Rubén.
-Tranquilo, no nos
chupemos las pollas todavía. Quiero tener todo antes de las dos aquí. Y
recordad, si me falláis o metéis la gamba, os comeré la cabeza con una cuchara
sopera. Que me llamen Mantis no es una casualidad –dijo con soberbia mientras
les lanzaba una gran bocanada de su puro-. ¡Ah! Y me ha parecido oler a vino,
así que antes de nada, traedme una buena copa para ir entrando en calor.
-¿Y tú que vas a
hacer mientras?
-Le haré unas fotos a
vuestra amiga, para que se vaya animando
la gente en Internet.
Ya me diréis que os parece. Un saludo.
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