domingo, 26 de septiembre de 2010

LA TEORÍA DE LA NADA

A ver si mi primer proyectillo llega lejos jaja


lunes, 20 de septiembre de 2010

Dormagen

En la Alta Edad media, el noble señor feudal de la región de Dormagen, en tierra de Teutones, se debatía entre la vida y la muerte, tras haber sido gravemente herido en la última guerra con los franceses. Como heredera sólo tenía a su hija, Lara, que apenas había sobrepasado los 20 años, pero él no quería una mujer gobernando todas sus tierras, necesitaba un hombre fuerte e inteligente que pudiera desempeñar todas las labores políticas con mano firme.
Para elegir al mejor pretendiente convocó una justa.
La belleza de la hija del señor feudal era por todos bien conocida, y jóvenes altaneros empezaron a llegar desde todos los rincones del mundo conocido.
Ogüen, hijo de un rico sultán de los países árabes, partió al galope con su caballo negro Lubian en cuanto se enteró de la noticia. En menos de un mes y con ayuda de su halcón Horus, llegó a Dormagen, justo dos días antes de que empezara la justa.
En el banquete de bienvenida, la damisela fue cortejada por todos sus pretendientes, algo que no le hacía demasiada gracia porque se sentía como una mula a vender en un mercado. Aún así todos se mostraron muy gentiles y caballerosos. Su padre hizo especial ahínco en que conociera a Philip, francés, ya que quería hacer las paces con el país galo, puede que para firmar una alianza con el fin de conquistar Jerusalem; estaban comenzando las cruzadas.
Philip no le pareció mal tipo a Lara, quizás algo arrogante, pero en su posición de noble era algo común. Pero había un chico que no le había ni dirigido la palabra, tan sólo se le había presentado. Aquel hombre se había quedado en las caballerizas, junto con su caballo árabe de pura sangre y dando de comer a su halcón, un animal que le había asombrado bastante. Supo que estaba allí cuando fue a ver a su propia montura. Aquel joven se fundía en las sombras con tanta facilidad como la tinta se diluye en el agua.
La luna, que casi estaba llena, le dejó ver su buen porte, aunque algo desaliñado para ser noble, pero consciente de el gran viaje que había hecho, era algo comprensible. No intercambiaron palabra, tan sólo una sonrisa.
Ogüen se quedó hipnotizado con los ojos de la joven. Aunque no había mucha luz, estaba acostumbrado a viajar en la noche cuan felino, y el tenue brillo de aquella luna creciente le había bastado para admirar los ojos de la joven, de un verde oscuro surcado por vetas negras que le recordaban a los ojos de su halcón Horus.

La justa dio comienzo y los combates se fueron sucediendo. Los que caían derrotados maldecían su suerte o a su caballo, alguno de los cuales perdió incluso la vida por los embistes de las largas lanzas.
Como era de esperar, llegaron a la final Philip, respaldado por el señor feudal y Ogüen, que entre combate y combate había intentado ser retirado de la competición; no interesaba que Lara fuera emparejada con gente del sur, y menos cuando la guerra que se avecinaba se disputaría en las tierras de aquel joven inquieto.
Aún así, Lubian y Ogüen llegaron en eprfecto estado a la pelea final.
Cuando iban empatados a 3 lances, y el último iba a decidir el futuro de la joven teutona, los ayudantes del señor feudal visitaron la carpa del francés y le dieron una lanza cuya punta era de hierro, un hasta que si lograba alcanzar al muchacho árabe lo mataría instantáneamente.
Los dos caballeros espolearon a sus monturas y comenzaron a galopar hacia el centro del recinto. En el último instante, Horus, desde un pendón situado en el palco de los nobles, emitió un sonido agudo. Ogüen se percató entonces que la punta de la lanza de su contrincante brillaba a la luz del sol, entonces, milésimas de segundo antes de que la lanza de su enemigo lo atravesara se tiró del caballo, perdiendo por tanto la batalla y con ello el derecho a emparejarse con Lara.
La muchacha contempló desolada como Ogüen se tiraba de su caballo, sin entender el porqué. Cuando se le estaba empezando a aclarar la mente, Philip ya estaba delante suyo dándole la prenda de rigor; Lara no tuvo más opción que cogerla.
Aquella noche discutió con su padre, porque aunque Philip no le desagradaba, sabía que había ganado sin honra, y aunque su padre sólo perseguía fines políticos con su casamiento, ella quería que su corazón perteneciera a alguien para quien fuera algo más que un pedazo de carne.
Llorando, se internó en el bosque, hasta que llegó a los pies de una alberca cristalina. La luna, ya llena, encontraba en aquella laguna el mejor espejo en el que se pudiera reflejar, y aquella estampa tan bonita la calmó.
De repente un pájaro comenzó a volar por encima de ella, emitiendo leves sonidos. Instantes después apareció Ogüen con su caballo. Sin más dilación la agarró y le dio un fuerte beso que la chica no osó evitar. Después, se montó en su caballo y comenzó a irse, sabía que había perdido y que ya no era bien recibido allí, aunque ciertamente, nunca lo había sido.
Lara, todavía relamiendo aquel dulce beso, agarró la espuela del caballo para detener su paso. Miró a los ojos al apuesto muchacho y sus ojos se cruzaron, fue entonces cuando decidieron que aquello no les merecía. Ogüen tendió la mano a Lara y esta la agarró con fuerza, montándose con gracilidad en la grupa de Lubian.
Desaparecieron de aquel marco mágico cuando en el castillo empezaba a sonar la voz de alarma y los guardias comenzaban a buscar a la hija del señor feudal. Pero era ya demasiado tarde.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Las lágrimas y la amistad son dos buenas amigas

Pocas horas me separan de un lugar en el que he compartido pocos metros cuadrados con casi 20 corazones latiendo al unísono. Villarino de los Aires iba a ser un lugar al que todos íbamos a aprender, a formarnos, pero al final se ha acabado convirtiendo en la creadora de una gran familia, con primos, hermanos, y hasta un padre: Santi.
Todo comenzó con miradas bajas y conversaciones de pocas palabras, pero como todos, al fin y al cabo, eramos unos faranduleros (hasta Alma), nos soltamos la melena pronto (un servidor también).
Se podría decir que el detonante, el Big Bang de este curso fueron las primeras actuaciones, en donde se engendraron tres de los personajes que dieron bastante juego durante los días restantes: El Rastrillo, El Cuchara y Albal. Aunque suene raro todo surgió de un sketch con drogadictos, y, aunque no se debería hacer mofa de esto, gracias a ello, conocí a dos grandes personas (y espero que en un futuro próximo, buenos amigos) Pepo (rastrillo) y Juan (cuchara).
Todo era perfecto, y en la habitación número 5, subtitulada la "6 en camping" convivimos nocturnamente (unos más que otros) Luis, Álvaro, Pepo, Sergy, Jesús y yo.
A estos caballeros andantes quedarían de sumar a las vecinas de enfrente, llamadas Carolina, Alma y Laura. C, nuestros otros vecinos varones Juan y Gallego, y, al fondo del pasillo Fátima, Noelia y Laura por un lado y Marina, Raquel y Ana por otro.
He de decir que si hemos discutido, ello habrá supuesto un 5% del total de estos 13 días, algo insignificante.
Conforme iban pasando los días la amistad iba surgiendo y todos nos empezabamos a conocer, surgiendo de esta forma la confianza, un punto muy importante a alcanzar en un campamento XD.
En torno al 6-7 día se podría decir que los lugares de pernotación fueron cambiando, ya fuera por interés amoroso o amistoso ;), cosa que no ha echo sino que nos compenetráramos mejor, porque también se perdía la vergüenza, punto importante también a alcanzar.
El siguiente día de actuaciones fue también memorable, casi mejor incluso. Hubo actuaciones fantásticas tanto por parte del jurado como de los participantes, donde hizo más ahínco la palabra farándula y la canción de "me llaman mala persona" se convirtió en otro buque insignia, compitiendo codo con codo con el pan pal americano, que no se como no le hemos cogido manía XD.
Otro dato importante, que a lo mejor contribuyó al aumento de la locura, fue las pocas horas de sueño ejercidas (con una asombrosa media de 5 horas diarias), que también produjo momentos divertidos, pues las caras de Juan en algunas clases eran de retrato jaja.
Puede que este curso sea en el que todos hayamos sido polifacéticos, pues tan pronto hemos sido indios con sus respectivos nombres (almeja brava, mamut mamao, nutria asesina...) como zombies y personajes de la misma calaña. Tan pronto nos hemos tirado por el suelo, como hemos escalado por paredes, o sumergirnos en el agua para hacernos fotos. Hemos tocado tierra, mar y aire por así decirlo.
Seguro que ninguno de nosotros se imaginaba que podríamos aprender tanto a la vez que nos divertíamos y nos conocíamos a fondo casi sin querer.
Pero todas las cosas buenas se acaban, y ésta se acabó antes de lo que pensábamos (aunque el bus debería haber salido a la 1). Y como bien dijo mi amigo Gandalf: "No os diré no lloréis, pues no todas las lágrimas son amargas".
El mamón de Santi preparó, en nuestra última noche, una dinámica lacrimógena (ayudado de las mejores canciones para ello), en la que no sé sí pensar que nos quería apaciguar para que no diéramos guerra por la noche o para que de verdad afloraran los sentimientos que debían hacerlo, y así fue. Uno a uno, todos fuimos descargando un mar de lágrimas que fue inundando la sala, sobre todo el pobre Jesús, que casi se deshidrata. Los abrazos fuertes, desgarradores estaban por aquí y por allá, porque aunque sabíamos que aquello no era un punto y final, si sabíamos que la cosa no tenía freno, las bodegas se estaban inundando y el Titanic se hundía irremediablemente.
Pero bueno, aquí estamos, cada uno ya en su casa, recordando a cada hora lo que se podría estar haciendo paralelamente en el pueblo salmantino, aunque ciertamente, lo que allí acaesciera era totalmente impredecible, gracias a Dios.
Alguien escribió que lo que pasara en Villarino se tenía que quedar en Villarino, pero era algo inadmisible que todo lo vivido allí, todos los sentimientos compartidos, entrelazados, se quedaran allí encerrados.

Por eso hoy y en los días venideros, cuando pensemos en nuestro futuro de monitores nuestro corazón no hará pum pum, sino...PAN PAL AMERICANO!