viernes, 31 de diciembre de 2010

Las 13 uvas




Llevaba años queriendo hacer eso: tomar las uvas en la puerta del Sol.
La decisión no es que hubiera sentado muy bien en mi familia, ya que toda vivía en Jaén y no querían que me alejara en un día tan especial, pero gracias a la Universidad había conocido gente de Madrid y no había dudado en aprovechar una oferta para tomar las uvas en un lugar tan emblemático.
Mis amigos y yo llegamos a la puerta a las diez y media de la noche, con la comida aún a medio masticas, pero coger sitio cerca de la puerta exigía tal sacrificio.
El jolgorio y la alegría se respiraba por doquier, y hablar con la gente era imposible al no ser que te acercaras a dos palmos de su cara.
Cerca, en el alto, estaban los lugares en los que estaban atrincherados los presentadores de televisión que daban la entrada al nuevo año a toda españa. Añoré el estar con mi familia y ver a Ramonchu dar el feliz año a toda la penínsulaon con su capa puesta.
Con algo de frío en las manos, pues se me habían olvidado los guantes, saqué de mi bolsillo mi pequeño paquete con trece uvas, si, con trece, ¿que número podía ser más indicado para dar la buena suerte como el número maldito?. Aquello requería que fuera más aprisa, pero lo llevaba haciendo ya unos años, asi que ya estaba acostumbrada. Se acercaban los cuartos... y 1,2,3,4,5,6,7,8 y 9 (siempre me meto esas dos a la vez), 10,11,12,13 y ¡Feliz Añogg....
La décimo tercera uva se me quedó atascada en el esófago, reivindicando la mala suerte; mis pulmones empezaron a perder oxígeno y mis ojos empezaron a llorar, no podía hablar. Con una mano agarré fuertemente a uno de mis amigos, que se estaba empezando a abrazar con el resto de la gente allí presente, aunque a la mayoría no la conocía.
Enseguida su cara de alegría se transformó en sorpresa, y, con gran rapidez, se colocó detrás de mí e hizo que expulsara aquella decimotercera uva.
Tras toser unas cuantas veces le di las gracias, acompañándolo de un cariñoso beso en los labios que no significaba nada, sólo una eterna gratitud.

El siguiente año me pensaría seriamente saltarme la ley de las doce uvas.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

La invitada

La conocí un buen quince de diciembre, en un sitio poco común, el Hospital. En aquella casa del dolor, criadero de personas para el olvido y para muchos las mismísimas puertas del cielo, se presentó ante mí la mujer de mi vida. Yo salía de allí con una mala noticia, pero el conocerla hizo que me quisiera comer el mundo.
Ella vestía de morado oscuro, sus labios iban a juego, pero brillaban, conteniendo en ellos una gran fuerza seductora, una fuerza de esas que te hacen correr hacia el abismo.
Al parecer venía de hacer unas cuantas visitas, no le pregunté el motivo de ellas ya que para un primer encuentro no eran nada adecuados demasiados interrogantes y no era plan de que se llevara una mala impresión. Para mi sorpresa, al igual que para la suya, no teníamos con quien pasar la Nochebuena, así que sin dudarlo la invité a cenar conmigo, ya que aunque la Navidad siempre me había parecido un revoltijo de cosas similar a un vertedero, la sensación de soledad se hacía más presente aquellos días.
Cuando la vi entrar por la puerta de mi casa la víspera del alumbramiento de Cristo me quedé como una estatua. Aquella chica, de la cual no conocía el nombre, llevaba un precioso vestido largo negro, con alguna que otra pequeña lentejuela y un escote que podría corromper a cualquier hombre y manejarlo como si de un juguete se tratase.
Durante la larga cena compartimos experiencias y vivencias; parecía que la conocía de toda la vida, un sentimiento que era mutuo… ¡Aquello sí que era química!
Tras el atracón de comida llegó el de los besos. Al cabo de cinco minutos mi salón parecía el campo de batalla de una gran guerra. Rápidamente la llevé en brazos a mi cama y la recosté mientras con cierto ímpetu la fui desnudando, mientras ella jadeaba de pasión.
Quise dominar la situación, pero ella era una fuerte amazonas que comenzó a cabalgar con rapidez, entre un mar de gritos y placer: los vecinos daban igual.
Con los ojos cerrados, innumerables imágenes de mi vida recorrieron mi mente como una visión caleidoscópica, y, justo en el momento del mayor éxtasis de mi vida, un largo túnel con una pequeña luz al final se interpuso en mi campo de visión mientras las voces de aquella salvaje mujer y mi corazón se iba apagando.

domingo, 26 de diciembre de 2010

También la lluvia




Hace semanas comenté mi indiganción contra la Academia por haber elegido una película para los Oscar sin que tan siquiera hubiera sido estrenada, pero, una vez más, el destino me ha dado una patada al trasero. Tuve la suerte de poder ver el preestreno de "También la Lluvia", que ha resultado ser una excelente crítica de la sociedad del otro lado del charco (y porque no, del llamado Primer Mundo), una historia que viene que ni pintada en los tiempos en los que estamos, ya que mientras nosotros nos preocupamos del traje de nochevieja (¡y eso que estamos en crisis!), otros pueden estar dejándose el pellejo por nada más y nada menos, que el agua, un elemento al que todos tenemos por ley, derecho:

En este nuevo film de Iziar Bollaín, nos introducimos como estrellas invitadas dentro de un set de rodaje, gracias a lo cual tanto el espectador medio como el cinéfilo conocerán un poco mejor el procedimiento de un rodaje, y que la labor del productor no consiste tan sólo en "poner el dinero".
Llega esta película en tiempos oscuros para todo el mundo, si, en tiempos de crisis, pero que nos sirve para que sepamos que si nosotros estamos mal, hay otros sitios en los que están peor, asi que en definitiva es una declaración de humildad, que se equipara soberviamente con la filmación del rodaje de la Conquista de Colón, como vemos la historia se repite: si antes los fuertes ganaban a los débiles, ahora los ricos se mofan de los pobres, es decir, la interminable historia de David y Goliat pero con final triste.
Así como Bardem destaca de forma humillante para el resto en Biutiful, los que esperaban lo mismo de Luis Tosar en esta película, se darán cuenta de que su personaje no le hace sombra a Malamadre, pero es que También la Lluvia es una película coral, en la que los personajes, ampliamente desarrollados (en su mayoría), adquieren más o menos la misma importancia.
Si es cierto que Luis Tosar y Gael García Bernal sufren una transformación quijotesca a lo largo del metraje, que es una de las cosas más importantes de la cinta. Y digo que es coral, porque en sí lo es, pero como en todo tablero de ajedrez, siempre existe un rey que se impone a otro, y si el rey blanco es Luis Tosar , el rey negro, representado por Juan Carlos Aduviri, e imitando el papel del revolucionario Boliviano, se zampa al rey blanco, peones, alfiles y caballos de por medio, ya que hacía tiempo que un servidor no veía un papel con tanta carga emocinal, asi como de la propia trama de la película encima; sin duda habrá que seguirle la pista.
Toda esta maraña de multinacionales, rodajes y revueltas populares son perfectamente captadas por las directrices de la directora, que, con un más que aceptable trabajo técnico en la sala de montaje, nos hace sentirnos dentro de la película a la vez de disfrutar de un sobervio Making Off.
Parte del gran acabado final es debido a la Música de Alberto Iglesias, conocido ya en la península, y que, gracias a sus trabajos en las películas del Che, nos deja en esta ocasión unas partituras llenas de emociones y contradiciones, acordes que discuten a la vez que los personajes se dan cuenta de que más que a un rodaje, se han metido en medio de una guerra.

No nos encontramos ante una mera película, sino ante una protesta, un manifiesto, que ha sido llevado a término a la (casi) perfección gracias al guión de
Paul Laverty, con experiencia en guiones basados en conflictos (vease "El viento que agita la cebada").
Concluiré diciendo que esta es una excelente apuesta española porque tanto nosotros, como el resto del Mundo, nos dejemos de mirar al ombligo y quejarnos de que esta navidad no podemos comer Langostinos de tres kilos y darnos cuenta de que miremos a donde miremos, siempre tenemos a alguien que lo pase peor. Es un objetivo difícil de conseguir, pero al menos la gente se removerá en el asiento.


El agua es símbolo de vida, y la vida, al igual que el agua, no está en venta

jueves, 23 de diciembre de 2010

Balada triste de trompeta




Tras unos créditos iniciales espectaculares, que sientan y aislan al espectador de todo contacto externo, Alex de la Iglesia nos ofrece una apertura jamás vista en el cine español: trepidante, emocionante y ¿excesivamente? violenta, gobernada nada más y nada menos que por Santiago Segura, totalmente en el papel. Después, no se puede decir que el ritmo general de la película decaiga, pero ninguna cinta puede conservar la carga que tiene esta introducción, a cualquiera le daría un infarto.
En este caso, Alex nos cuenta más de si mismo y sus miedos que lo que fue en sí la Guerra Civil y la inminente Posguerra. Dichos miedos son fácilmente identificados en los payasos, los carritos de helados etc. dicho sea de otra forma, se escenifican perfectamente las pesadillas que un niño cualquiera podría tener.
No es este film sino otro camino a la locura por culpa del amor, aunque este camino esté lleno de cicatrices y lágrimas.
Se podría comparar fácilmente con la historia de amor relatada en King Kong, aunque aquí tendríamos a dos grandes simios, peleando por un pedazo de carne humana (ya que no se puede decir que a Carolina Bang se la quiera aquí por otra cosa) en un Empire State a la española.
El enorme elenco de actores no hace si no aumentar la carnaza de este enorme guiso, en el cual destaca soberviamente Antonio de la Torre (el payaso tonto), que nos mostrará como una mente enfermiza pocas veces tiene arreglo, y Carlos Areces (el payaso triste), que nos ofrece una transición desde el pobre pardillo de pueblo, a una mente cruel y mezquina digna de Jack Nicholson en "El resplandor".
Es en este punto en el cual todo aquel que vea Balada Triste de Trompeta se descoloque, pues los actos sucedidios en el ecuador de la película están contados a trompicones y demasiado rápido, hecho que se debe sin duda al gran número de temas que se han querido tratar.
Pero creo que esto queda eclipsado por la gran calidad estética de la película (¿esto es español? -preguntaba algún ingénuo en la sala), totalmente acuerdo con toda la película, aunque Kiko de la Rica ya es un miembro del equipo normal en las películas de Alex, por lo que la química parece que no hace más que mejorar.

Podríamos decir que Balada Triste de Trompeta nos ofrece una historia de amor, con un humor desgarradoramente cínico y negro, ambientado con una emocionante Banda Sonora de la batuta de Roque Baños, sin despreciar la excelente mímesis entre la canción de Raphael y el alma propia de la película, con unos brochazos (que no pinceladas) de violencia, a veces demasiado gratuita, y los peligros a los que puede condenar un mal consejo y un amor imposible a una persona fácilmente influenciable.

martes, 21 de diciembre de 2010

Año 2112

Un chico de temprana edad, no más de 15 años, camina sobre una superficie vasta de césped artificial, sobre él varios arbustos (también de plástico) y árboles decoran aquella falsa estampa. Tras caminar unos minutos, llega a un banco hierro en el cual se sienta. Alza la vista al horizonte y saca un dispositivo electrónico, en el que empieza a escribir con un puntero:

“Mi bisabuelo está bastante enfermo, y, aunque la medicina de hoy en día ha evolucionado magníficamente, aún no se puede luchar contra el tiempo. Esta tarde, mientras miraba la fina línea del horizonte por el ventanal, ensimismado por el anaranjado amanecer, mi bisabuelo despertó de su sueño producido por calmantes y me empezó a contar como había sido él cuando tenía mi edad.
Me dijo que por entonces, las carreteras no inundaban todo el país, y que se podía caminar por doquier entre la naturaleza, junto a los animales, no junto a las imitaciones que había en la mayoría de los lugares ahora. En los siguientes minutos me puso verde, y, con ayuda del mando de la cama, lo tuve que incorporar pues del enfado que tenía por el cambio de los tiempos se estaba ahogando.
Después de eso, me dijo que por mucho que la humanidad había intentado no cargarse el planeta, una doble moralidad incitaba a ello, y que de demonios servía alargar la vida, si esos años de más eran falsos totalmente. Su clave para cambiarlo todo, era que todos nos dejáramos de mirar a nosotros mismos, aunque admitía que eso se había hecho desde que el mundo es mundo. Según él, si eso no cambiaba, cambiar todo lo demás no haría sino condenar todo lo que hubiera sobre la faz de la tierra.

Una ligera brizna de aire impactó en el chico: una mezcla de aromas falsos y vapores industriales se acumularon en su olfato. Todo aquello no hizo sino reafirmar lo que su bisabuelo manifestó. Por conclusión, guardó el archivo en un formato apto para su diario y comenzó a desandar su camino, no sin dar antes una patada a uno de los arbustos falsos, aunque con la cabeza gacha, sumiso e inofensivo ante la situación.

lunes, 20 de diciembre de 2010

"The way": ¡Que guay!




The Way... que guay!
Este primer chascarrillo, me sirve como consejo para un primer consejo: si quereis cogerle algo más de cariño a la película (si eres español), es verla en V.O, ya que la mezcla de idiomas hará a la cinta más interesante. También decir al respecto que si la película es principalmente española, no se porque aquí no se le ha puesto un título más apropiado.

Entrando ya en materia, si hace poco nos quejábamos de la estampa turística que hizo Woody Allen en Vicky Cristina Barcelona, creo que "The Way" se llevará el mismo varapalo, ya que no es más y menos que una tarjeta de presentación del Camino de Santiago.
La historia nos junta "por accidente" a un grupo heterogéneo de pererinos, que en sí constituye un acierto de esta tarjeta de presentación, ya que nos muestra la gran variedad de motivos por los que se realiza el peregrinaje a Santiago. A lo largo del peregrinaje de este grupo curiosos, iremos contemplando todos los tópicos españoles posibles, algunos metidos con calzador, que no harán más que enturbiar al público español, ya que España es muchas cosas que toros, flamenco y cordero asado (a Obelix fijo que le interesará nuestro país).
La película, como buen anuncio turístico, lleva bien el sentimentalismo, enmarcado en unas buenas estampas, pero que están bien ambientadas musiclamente a cachos, ya que muchas veces la película hace mirar el reloj por la música mal ejegida.
Martin Shenn aquí aparece con un foco direccional, como pudiera ocurrirle a Will Smith en Siete Almas o a Bardem en Biutiful, ya que su acuación es la única destacable, aunque cuenten con un decente reparto de secundarios.
Sobre el guión queda todo dicho, aunque bonito (puede que suene ñoño, pero así es), ha dado paso más a la cara externa del peregrinaje que a la interna, aunque hay algún tramo destacable por supuesto. Otro apunte es que sólo se ha mostrado el lado bueno del asunto, y muchos de los españoles que vean la película, asistirán incrédulos a algunas partes (en especial la de los gitanos).
En otro orden de cosas, para ser una película principalmente estética, no destaca por una imagen demasiado nítida lo que enturbia algo el resultado final, ya que los paisajes son excelentes.

Con "The Way" nos enfrentamos a un film hecho en España, pero encarado casi en exclusiva de fronteras para afuera aunque quién quiera hacer el camino, cuando aparezcan los créditos finales tendrán más ganas de calzarse las botas de montaña y coger el bastón que antes de que se apagaran las luces.

¡Buen camino!

domingo, 19 de diciembre de 2010

Henry Morgan

Había una vez un pirata de mal agüero llamado Henry Morgan, que surcaba con malicia el Mar Atlántico. Viajaba con sus borrachos compañeros en el barco llamado: El alma del Océano. Era un buque magestuoso, con tres filas de cañones, tres mástiles, limpio y pulcro; además la bella figura de una sirena, con un orbe precioso entre las manos, estaba colocada en proa y le confería un toque de distinción realmente bello.

Diréis que un barco de tal talla no es propio de un pirata, pero digamos que Henry lo había tomado prestado a la armada española. Su verdadero buque, La Estrella del Crepúsculo, estaba atracado en Cádiz, seriamente dañado y en manos del Imperio Español. Se lo habían logrado quitar en verano de 1666, pero gracias a su astucia de pirata, había logrado robar el buque insignia de la armada hispana.

Ahora se dirigían precisamente a Cádiz, a robar... ¡qué demonios! a recuperar su antiguo barco. Si lo lograban conseguiría tener dos barcos, y según sus planes en un par de años tendría una flota suficiente como para poder ejercer la piratería de una forma que lo haría rico... incluso podría trabajar para algún país; en su mente ya se veía lleno de riquezas y su nombre recorriendo todo el Mundo. Si lograba tener el respaldo de algún país, su cuello se vería a salvo. A decir verdad, tenía ganas de un gran asalto en el Caribe… a Puerto Príncipe… Portobello… podía ser algo grande.

Un día por la noche, la noche que atacarían el puerto (algunos aliados esperaban en la ciudad, listos para sabotear los cañones que defendían la ciudad, lo que haría el asalto más fácil) se encontraba en proa, bebiendo como no, una botella de ron. Estaba algo aguado, ya que no quería estar borracho en el momento del ataque.
De repente, el orbe de la sirena se iluminó. El pirata se restregó los ojos, incrédulo ante tal imagen. Aquella luz aperlada se fue estirando por toda la figura y de pronto estalló. Cuando logró abrir los ojos, la sirena estaba sobre la balaustrada, mirándole. Sus cabellos rubios recorrían todo su cuerpo, y unos bellos ojos marrones le miraban fijamente.

-Hola Henry –dijo la sirena con una voz mística.
-Ho… ho… hola. Vaya, menos mal que el ron estaba aguado. No volveré a comprar este maldito brebaje en Maracaibo. Voy a ver si los demás también tienen alucinaciones… -dijo mientras se daba la vuelta.
-Henry, no soy una alucinación. Vengo a prevenirte.
-¿Prevenirme? ¿de qué?
-Tus aliados en la ciudad de Cádiz no lograran derrotar a las defensas españolas.
-¿Y qué debo hacer?
-En vez de entrar silenciosamente, ataca con todos los cañones de proa coincidiendo con el embiste de tus aliados.
-Pe, pero… -balbució sin dar crédito aún a lo que estaba oyendo- Puede que mate a alguno de mis aliados.
-Puede, pero si no lo haces, ten seguro que no verás otro amanecer –sentenció mientras volvía a su lugar en la proa del barco- Adiós Henry. Nos volveremos a ver pronto –su cuerpo se empezó a convertir de nuevo en madera.
-¡Espera! ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes?
-Soy Nínive, sucesora del rey tritón Lurian –y su cuerpo se terminó de transformar.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Página (semi)acabada de Guardianes de la Luz

http://guardianesdelaluzgm.jimdo.com/
ale, una cosa más de la novela... vamos avanzando... a ver si un día de estos sale el libro porque si no.

Gracias por la paciencia que estais teniendo frente a la publicación... ahora multiplicazla por 1000 y sabréis las ganas que tenemos nosotros de que salga.

Un saludo blogueros!

martes, 14 de diciembre de 2010

La batalla del Ebro




Los disparos de los obuses resonaron de nuevo a lo largo de la campiña. Aquellas catapultas modernas reventaban cuerpos y mutilaban soldados a decenas: la Guerra Civil estaba siendo una masacre descontrolada, y a Alfonso Llamas estar en el bando republicano no le ayudaba.
Por mucho que quisieron resistir, la nueva oleada de tanques alemanes les hizo retroceder hasta un bosque. Las órdenes de Juan Modesto eran claras: defender Ribarroja del Ebro a vida o muerte.
En principio parecía fácil defender aquella zona, pero la división cuarenta y dos no lo estaba teniendo nada fácil, ya que aquel lado del río estaba prácticamente en poder de los franquistas.
Extasiado, se sentó en un tocón, que le hizo las veces de banco. Allí recargó su Fusil Mauser; era el último cargador. El sudor le recorría la frente como un tren descarrilado que no encontraba las vías, y aquel sudor no era de cansancio, si no de miedo. Deseó estar en su pueblo de Castilla, en plena montaña, más alejado de todo aquel infierno… pero que cojones, estaba luchando por su familia, y no se podía defender un pueblo, unos ideales, desde el sofá.
Nada más recargar la pesada arma, deseó levantarse, pero un proyectil estalló a pocos metros y lo dejó bloqueado. Segundos después otro más cercano le hizo perder el conocimiento.

Cuando volvió en sí estaba atado a un poste. Lo primero que vio fue la fachada de un edificio pequeño, afectado parcialmente por la metralla de alguna granada. Al echar la vista al tejado observó que un vigilante del bando contrario no les quitaba el ojo.
Cuando giró la cabeza a ambos lados, descubrió que más compañeros suyos estaban a su lado, dispuestos en fila, algunos todavía estaban inconscientes. Sin duda alguna estaban en el paredón.
Minutos más tarde, una fila de soldados apareció al fondo, encabezados por un sargento, que fumaba un puro con avidez: el humo le tapaba la cara.
Alfonso sabía que ya no había nada que hacer. Un cura, si es que llegaba, vendría y les daría la extremaunción, después, tras una orden seca, sería agujereado como si fuera el gato vagabundo al que todos los niños le tiran con su carabina de perdigones, y por supuesto, también ganaba quien acertaba en el ojo.
Los soldados falangistas se pusieron frente a ellos; definitivamente, no habría sacerdote en aquel entuerto, pero poca cosa podía mediar Dios en aquella acción de animales.
Cuando por fin logró ver la cara al sargento, descubrió que era su hermano pequeño Sergio.
Una corriente de ira le recorrió su cuerpo, pero no dijo nada, prefería morir en silencio. Su hermano recorrió con la mirada a todos los condenados y cuando vio a su hermano, lo miró fijamente a los ojos y dio la orden de fuego.

Parece ser que no iba a poder ir de crucero con su esposa Ángela, “Cómo los americanos esos” me dijo un día mientras ordeñaba una oveja.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Mi primer esayo en: Biblioeteca tus libros

Bueno, en espera a que salga mi primera obra magna (yo siempre modesto) he publicado on line un ensayo que escribí el año pasado, en base a una investigación sobre las relaciones interpersonales en pareja. Os dejo el enlace y si queréis lo compráis... son 3 eurines de nada jeje

http://www.biblioeteca.com/biblioeteca.web/libro/171606

jueves, 9 de diciembre de 2010

Ajax





Ajax corría fugazmente por la ladera del monte Athos. Tenía que abandonar ese lugar antes de que cayera la noche, si no sería presa fácil de los cíclopes. En un pequeño saco llevaba una reliquia que le habían pedido los oráculos de su poblado; la había robado nada más y nada menos que de la guarida de Polifemo.

Exhalaba ya profundas bocanadas de aire debido al cansancio de su recorrido, cuando un árbol fue derribado delante de él. Inmediatamente, un enorme cíclope emergió de detrás; al parecer, que hubiera asesinado a su líder, Polifemo, no les había sentado nada bien.

Sin más demora, el gran monstruo cogió el árbol y lo empezó a zarandear contra él como si fuera un garrote. Ajax se retiró con premura mientras desenvainaba su Kopis (tipo de espada griega de gran filo).

Andaba en esas cuando un segundo demontre hizo su aparición: debería darse prisa si no quería que llegara un tercero.

Las dos bestias gruñían henchidas de ira, y se abalanzaron contra él. Ajax dio un salto a la vez que unas alas de rapaz le salían de la espalda. Aterrizó en el lomo del segundo cíclope. Dio gracias a que aquellas bestias tuvieran tan poca puntería y que su táctica funcionara, ya que el primero al intentar darle con su improvisado garrote, estampó el árbol contra su aliado, que cayó fulminado. Uno menos.

Su último enemigo, más lento y algo afectado por la muerte de su compañero, intentó alcanzar sin éxito de nuevo a Ajax con el garrote, que, ágil cuan halcón, zigzagueó entre el montón de ramas y con un golpe seco decapitó a su enorme adversario, aunque no pudo evitar llevarse un zarpazo en un costado.

Tras un corto descanso en el que limpió su arma para volverla a envainar, decidió seguir su camino, el ocaso ya amenazaba en el horizonte y la herida no dejaba de sangrar.

Llegó bien entrada la noche a su poblado. Allí, en la oscura cabaña de los oráculos, dejó caer la pesada bolsa en una robusta mesa de madera, y esperó su recompensa.

Uno de aquellos sabios hombres abrió la bolsa. Pesada y viscosamente cayó el gran ojo de Polifemo, que según sus hipótesis, serviría para ver el futuro.

Antes de darle la recompensa, le ofrecieron un brebaje hecho en su mayor parte de las mejores uvas de la polis, que, según ellos, le curaría las heridas. Mientras bebía ávidamente, amplias sonrisas se esgrimieron en las caras de aquellos hombres, luego, todo se tornó en sombras, y al final, oscuridad.

-¡Mierda! -Gritó Alex, presionando furiosamente los botones del mando de la videoconsola, ya que se había quedado a tan sólo cien puntos de lograr el récord.

Su mente fría y calculadora había podido contra todos los enemigos posibles, pero no había logrado ver el peor de todos: la traición

La matanza

Esta ¿centenaria? tradición hoy en día va perdiendo contribuyentes, no ha sido así en mi familia, de lo cual me enorgullezco, por que aunque suene cruel, este acto sanguinario sirve para unir a la familia y pasar unos días juntos al calor del fuego y comer alubias y carne recién cortada.
Ahora ya la gente no la hace, o como mucho compra la carne y hace los chorizos (estos ilusos cuando le preguntas que si hacen la matanza te dicen que sí, en fin).

En definitiva, aquí os dejo mi manual de como hacer una buena matanza:

LOS 10 MANDAMIENTOS PARA MATAR UN CERDO

1º- Se ceba el cerdo debidamente durante un periodo no inferior a un año... con una dieta equilibrada y regular... nada de cambiar el tipo de alimento... por que como bien sabréis esto no es como el queso y no podeis pedir chorizo de bellonegro (mezcla de bellota y pata negra).
2º- Con un cuchillo de aproximadamente 30 cm de longitud, se atraviesa el cuello del cerdo a la altura entre las dos patas delanteras... llegando así hasta el corazón y quedando el gorrino herido de muerte (también hay variantes con escopetas y varios utensilios mortíferos, pero este es el mejor mecanismo para coger la sangre).
3º- Una vez muerto el pig se cubre con paja y se quema. Esto sirve para eliminar todo el bello del animal. Después, con un soplete se remata la faena y se le arrancan las pezuñas.
4º- Con es mismo cuchillo que hemos realizado el sacrificio (bendito sea) abrimos en canal el cerdo y lo vaciamos de todos sus órganos vitales. Las tripas y botrillo serán limpiadas y lavadas para su posterior uso como envoltorio para el chorizo y para comerlo, respectivamente. También hacer hincapié en no romper la hiel, ya que podemos producir la contaminación de la carne.
5º- Se queda a la intemperie al cerdo en una postura vertical un día aproximadamente, para que la carne se enfríe y no quede sangre en el cuerpo.
6º- Se despieza el gorrino, teniendo especial cuidado con los lomos, jamones y solomillo, de vital importancia culinaria.
7º- Se escarna la carne (es decir, se coge todo lo útil, incluido el cuero, con el cual se harán torresnos).
8º- Se pica la carne y se mezcla con los debidos condimentos para hacer o bien chorizos o bien salchichones. Esta es quizás la parte mas importante, ya que si la mezcla es mala puede irse al traste todo. Se deja reposar la mezcla.
9º- Se elaboran los chorizos. Para esto es aconsejable un trabajo en cadena. Al principio estarían dos personas para pasar la carne picada por la máquina por la cual salen los chorizos dentro de las tripas, después vendría la fase en la que se realizan los atados con cordel, seguiríamos con una persona para picarlos (que sirve para que "respire") y finalmente otra para irlos colgando.
10º- Se curarán en un periodo no inferior a 3 meses en un lugar fresco. Es muy recomendable que sea un sitio que reciba el efecto de las heladas, ya que es bastante beneficioso.




Y................ listo para comer!


Para los que si la hagáis, que se os dé bien!